Maria Butina, de 29 años, ciudadana rusa residente en Washington DC, fue arrestada el 15 de julio de 2018 en Washington DC e hizo su comparecencia ante la Juez Magistrado Deborah A. Robinson en el Tribunal de Distrito de los Estados Unidos para el Distrito de Columbia.
Según la declaración jurada en apoyo de la demanda, desde principios de 2015 y hasta febrero de 2017, Butina trabajó bajo la dirección de un funcionario de alto nivel en el gobierno ruso que anteriormente era miembro de la legislatura de la Federación Rusa y más tarde se convirtió en un alto funcionario en el Banco Central ruso. Este funcionario ruso fue sancionado por el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, Oficina de Control de Activos Extranjeros en abril de 2018.
Las presentaciones judiciales detallan los esfuerzos del oficial ruso para que Butina actúe como agente de Rusia dentro de los Estados Unidos mediante el desarrollo de relaciones con personas estadounidenses y organizaciones infiltradas que tienen influencia en la política estadounidense, con el propósito de promover los intereses de la Federación Rusa. Las presentaciones también describen ciertas acciones tomadas por Butina para fomentar este esfuerzo durante visitas múltiples desde Rusia y, más tarde, cuando ingresó y residió en los Estados Unidos con una visa de estudiante. Las presentaciones alegan que ella emprendió sus actividades sin divulgar oficialmente el hecho de que ella estaba actuando como agente del gobierno ruso, como lo exige la ley.
Los cargos en las denuncias penales son solo alegatos y se presume que todos los acusados son inocentes a menos y hasta que se demuestre su culpabilidad más allá de toda duda razonable. La pena máxima por conspiración es de cinco años. La máxima sentencia legal es prescrita por el Congreso y se proporciona aquí con fines informativos. Si es declarado culpable de una ofensa, la sentencia del acusado será determinada por el tribunal con base en las Pautas de Sentencias de EE. UU. Asesoras y otros factores estatutarios.
La investigación sobre este asunto fue realizada por la Oficina de Campo de Washington del FBI. El caso está siendo procesado por la Sección de Seguridad Nacional de la Fiscalía Federal para el Distrito de Columbia y la División de Seguridad Nacional del Departamento de Justicia de los EE. UU., según el comunicado del Departamento de Justicia
La portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, María Zajárova, dijo en rueda de prensa:
Estas acusaciones «traídas por los pelos» contra nuestra compatriota resultan, como mínimo, extrañas. Según nos consta, María Bútina lleva mucho tiempo residiendo en EEUU, cursó estudios en una de las universidades de Washington, no se escondía de nadie.
Da la sensación que el Buró Federal de Investigaciones de EEUU, en lugar de dedicarse a cumplir sus obligaciones de luchar contra el crimen, está realizando un manifiesto encargo político. Según entendemos, proviene de las fuerzas que continúan exacerbando la histeria rusófoba y con este objetivo infiltran nuevas sensaciones inventadas sobre la supuesta intervención rusa en los procesos internos estadounidenses.
El pasado 13 de julio se acusó de ello a 13 rusos que se encuentran fuera de EEUU. Ahora lanzan acusaciones absurdas a María Bútina y encima la detienen.
Nos da la sensación de que se eligió una medida tan dura como el arresto para demostrar dentro de EEUU y a sus aliados hasta qué punto es grave. Los medios en seguida rompieron a llamarla espía y agente se servicios secretos sin disponer de ninguna prueba real.
Todo ocurrió, además, justo después de la cumbre bilateral en Helsinki, y fue orquestado, desde luego, para minimizar su efecto positivo y hacerlo muy rápido. Por lo justo del momento en el que ocurrió, parece que alguien con un reloj y una calculadora en la mano estuvo calculando la fecha del arresto de la señora Bútina para hacer todo lo posible con fines de hundir los resultados de la cumbre que se celebró con la participación del Presidente de Rusia, Vladimir Putin, y del Presidente de EEUU, Donald Trump.
Reflexionemos de la siguiente manera. Si hubiera pretensiones con respecto a un ciudadano ruso (y eso que no se trata de una cuestión de seguridad nacional), siempre se habría podido llamar la atención de la parte rusa. Lo más importante no es ni siquiera esto sino que el episodio en cuestión pudo haberse discutido durante los preparativos a la cumbre o en la propia cumbre. Sin embargo, no se tocó el tema. Surge justo después de la cumbre. Dado que en EEUU no se deja de hablar de Rusia y los medios no hacen más que exacerbar la histeria, el caso tuvo efecto de la explosión de una bomba.
Por nuestra parte, estamos haciendo todo lo posible para proteger los derechos y los intereses legales de la ciudadana de Rusia. La Embajada de Rusia en Washington se ha puesto en contacto con las autoridades estadounidenses, está solicitando la visita consular urgente para ver a María Bútina, que nos deben conceder.
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